El saxofón se asocia comúnmente con la
música popular, la música de
big band y el
jazz. A lo intérpretes del instrumento se les llama saxofonistas
2 o
saxos, aunque esta última se emplea para denominar al propio instrumento.
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Se desconoce el origen de la inspiración que llevó a Sax a crear el
instrumento, pero la teoría más extendida es que, basándose en el
clarinete, instrumento que él tocaba, empezó a concebir la idea de construir un instrumento que tuviera la fuerza de uno de
metal
y las cualidades acústicas de uno de madera, una especie de "clarinete
de metal". Pero después de un intenso trabajo de pruebas y experimentos
sobre modificaciones para lograr una mayor sonoridad y un sonido más
metálico, Sax se dio cuenta de que había construido un nuevo
instrumento: el saxofón.
El cuerpo del saxofón está compuesto por un tubo cónico y delgado, comúnmente de
latón, que se ensancha en su extremo para formar una
campana. A lo largo del tubo existen entre 20 y 23
agujeros de tono de tamaño variable, incluyendo
dos agujeros muy pequeños de octava para ayudar a la interpretación del
registro
superior, aunque éstos no sean esencialmente necesarios para
interpretar dicho registro. Estos agujeros están cubiertos por
almohadillas, que presionan los agujeros para producir un sello
hermético. En reposo, algunos agujeros están abiertos y otros están
cerrados por las almohadillas, que se controlan mediante varias llaves
con los dedos de ambas manos, mientras que el pulgar derecho se sitúa
debajo de un soporte que ayuda a mantener el saxofón equilibrado. La
digitación del saxofón es una combinación entre la digitación del oboe y el
sistema Boehm, siendo muy similar a la digitación de la
flauta travesera
o el registro superior del clarinete. En los instrumentos más grandes,
la palanca requerida para interpretar las notas más bajas (que
habitualmente se tocan con los
meñiques
de ambas manos) es bastante grande, por lo que se introduce un conjunto
de llaves adicional para permitir interpretar dichas notas con los
pulgares.
El cuerpo cónico del saxofón le otorga propiedades más similares a las del
oboe que al
clarinete. El diseño más simple del saxofón es un tubo recto troncocónico y los
saxofones sopranino y
soprano
tienen, por lo general, este diseño recto. Sin embargo, como los
instrumentos con notas graves serían inaceptablemente largos si fueran
totalmente rectos, por motivos
ergonómicos
los instrumentos más grandes, por lo general, incorporan un recodo en
forma de U en el tercer agujero de tono más grave o ligeramente encima
de él. Como esto causaría que la campana del instrumento señalara casi
directamente hacia arriba, el final del instrumento es o biselado o
inclinado ligeramente hacia adelante. Este recodo se ha convertido en un
rasgo icónico de la familia del saxofón, hasta el punto de que el
saxofón soprano, e incluso el sopranino, a veces están fabricados en el
estilo curvo aun cuando no sea estrictamente necesario. En cambio,
aunque los
altos y
tenores rectos también existen, son más raros. Sin embargo, lo más común es que los
saxofones alto y tenor incorporen un recodo curvo encima del agujero de tono más alto, pero debajo de la
llave de octava superior, inclinando la boquilla formando un
ángulo recto. El barítono, el
bajo y el
contrabajo amplían la longitud del calibre principalmente por el plegado doble de esta sección.
Con una digitación sencilla, el saxofón moderno es generalmente
considerado un instrumento fácil de aprender, especialmente cuando se
procede de otros instrumentos de
viento madera,
aunque a pesar de esto se requiere una cantidad considerable de
práctica y trabajo para alcanzar un sonido con color y correctamente
afinado.
El saxofón usa una
boquilla con una sola caña similar a la del
clarinete,
aunque es mayor la del saxofón y posee una cámara interior hueca
redonda o cuadrada y es más amplia que la del clarinete. La boquilla del
saxofón también carece de la ensambladura cubierta por
corcho
que tiene la boquilla del clarinete porque el tudel del saxofón se
inserta directamente en la boquilla mientras que esa parte de la
boquilla del clarinete es insertada en la parte superior instrumento. La
diferencia más importante entre una boquilla de saxofón y una boquilla
de clarinete es que la boquilla de saxofón debería entrar en la boca en
un
ángulo mucho más inferior o plano que la del clarinete.
Las boquillas están fabricadas en una amplia variedad de materiales,
las hay tanto metálicas como no metálicas. Las boquillas no metálicas
son normalmente de
ebonita, de plástico o de
caucho duro, a veces de
madera, y raras veces de
cristal, de
porcelana e incluso
hueso.
A las boquillas de metal algunos le atribuyen un sonido distintivo,
descrito a menudo como "más brillante" que las no metálicas. Algunos
músicos creen que las de plástico no producen un buen
timbre. Otros saxofonistas, como el profesor
Larry Teal,
afirman que el material tiene poca repercusión en el sonido, si es que
tiene alguna, y que son las dimensiones físicas las que le dan a la
boquilla su color
tímbrico.
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Las boquillas con una cámara
cóncava son las más cercanas al diseño original de
Adolphe Sax
y funcionan muy bien en la interpretación clásica, ya que producen un
sonido más suave o menos desgarrador. Por el contrario, en el
jazz y la
música popular los saxofonistas tocan a menudo con cañas normalmente flojas y con boquillas abiertas. Están adecuadas de manera que el
bafle,
o "techo", de la misma esté más cercano a la caña. Por esa razón se
crea un flujo de aire más rápido. Esto produce un sonido más claro que
acorta fácilmente las distancias existentes en una
big band
o entre instrumentos amplificados. Aunque las aberturas grandes, y el
sonido resultante, están comúnmente asociadas con las boquillas
metálicas, cualquier boquilla puede tener una. De esta manera se permite
una mayor flexibilidad en la afinación, dando cabida a efectos como el
bending, común en el jazz y el
rock.
Los intérpretes clásicos por lo general suelen optar por cañas más
duras y por una boquilla con una abertura estrecha y un cámara más baja,
produciendo un sonido más oscuro y estable (y más
aviolinado).
Al igual que los clarinetes, los saxofones usan una única caña o
lengüeta.
Sin embargo, éstas son generalmente más anchas y más cortas que las del
clarinete. Habitualmente, las lengüetas están fabricadas con
caña común, pero desde el
siglo XX también se han fabricado cañas de
fibra de vidrio.
Estas cañas son más duraderas pero generalmente se considera que tienen
una menor calidad tonal. El tamaño de la caña también depende del tipo
de saxofón (
alto,
tenor,
barítono,bajo,contrabajo etc.) al que está destinada.
Las cañas distribuidas comercialmente dependen de una gran serie de
marcas, estilos y durezas. Cada saxofonista experimenta con cañas de
dureza y material diferente para encontrar la adecuada a su boquilla,
embocadura
y estilo de interpretación. La dureza se mide habitualmente usando una
escala numérica que va del 1 al 4 (con grados intermedios), siendo la 4
la más dura y 1 la más blanda (excepto en el saxofón barítono cuya
numeración llega al 5). Normalmente a los principiantes se les
recomienda la central; ésta es la caña de 2 1/2.
Material
Parte inferior de un saxofón. Se pueden apreciar las llaves de tacto de
nácar y las almohadillas (en color verde).
La mayor parte de los saxofones, tanto los antiguos como los modernos, están fabricados en
latón. A pesar de ello, son clasificados como
instrumentos de viento-madera más que como
instrumentos de viento-metal porque las
ondas sonoras son producidas por una caña oscilante, no por los labios del intérprete contra una
boquilla,
como ocurre en los metales, y porque se producen notas diferentes
abriendo y cerrando llaves. El latón es usado para fabricar el cuerpo
del instrumento, el soporte de las almohadillas, las barras que unen las
almohadillas a las llaves, las propias llaves y los soportes que
sostienen las barras y llaves al cuerpo del instrumento. Los
tornillos
que unen las barras a los soportes y los muelles que hacen que las
llaves vuelvan a su posición inicial después de ser liberadas,
generalmente están fabricados de
acero inoxidable. Desde
1920,
la mayor parte de los saxofones tienen llaves de tacto (que son piezas
decorativas lisas colocadas donde los dedos tocan el instrumento)
fabricadas de
plástico o de
nácar.
Se ha intentado fabricar saxofones con otros materiales, con distintos grados de éxito, como el
saxofón Grafton de plástico fabricado en los
años 1950. Unas empresas, como
Yanagisawa6 y
Bauhaus Walstein,
7 han construido modelos de saxofón de
bronce al fósforo (una aleación de 3,5 al 10% de
cobre con un alto porcentaje de
fósforo, superior al 1%) debido a sus calidades tonales ligeramente diferentes de este material.
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Por ejemplo, aunque sus diseños sean idénticos dejando a parte el metal
usado, el Yanagisawa A992 y el T992, fabricados con bronce al fósforo,
suenan perceptiblemente "más oscuros" que el A991 y el T991, fabricados
de latón. Un saxofón construido con bronce al fósforo es más pesado que
uno de latón, debido a su contenido más alto de cobre, que le da una
masa mayor. Tanto Yanagisawa como algunos otros fabricantes han fabricado cuellos de saxofón o instrumentos enteros con
plata Sterling,cobre,
alpaca o materiales sintéticos. Los saxofones de
Canonball de
Salt Lake City (
Utah) usan principalmente metales sin cobre en sus procesos de fabricación; como por ejemplo el revestimiento de níquel negro
anodizado.
Julius Keilwerth desarrolló un saxofón con un cuerpo de alpaca como el de una
flauta travesera, con un revestimiento de níquel negro.
Después de completar el instrumento, los fabricantes por lo general aplican un revestimiento fino de
laca acrílica o son
chapados en plata sobre el latón desnudo. La laca o el chapado sirven para proteger el metal de la
oxidación
y mantienen su aspecto brillante. A lo largo de los años se han usado
diferentes tipos y colores para la superficie del instrumento. También
posible chapar el instrumento con níquel u
oro.
El chapado con oro de los saxofones es un proceso caro porque el oro no
se adhiere directamente al metal. Por consiguiente, el metal es
cubierto en primer lugar de plata (que se adhiere al instrumento) y
luego chapado de oro sobre la capa de plata.
Hay quienes argumentan que el tipo de lacado o chapado, o su
ausencia, puede realzar la calidad sonora de un instrumento. Los
posibles efectos de los diferentes acabados sobre el tono son un asunto
fuertemente discutido, no menor porque otras variables pueden afectar
los timbres de un instrumento, como por ejemplo el diseño de la boquilla
y las características físicas del intérprete. En cualquier caso, el
hecho de que constituya un tono agradable es un asunto de preferencia
personal y los gustos varían.
Bueno este es una entrada que le prometí a José Miguel así que ahí tienes.
Chao